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Alcoholismo

¿QUÉ ES EL ALCOHOLISMO?

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EL ALCOHOLISMO ES UNA ENFERMEDAD PROGRESIVA QUE SE CARACTERIZADA POR EL CONSUMO COMPULSIVO DE ALCOHOL. ESTE CONSUMO PUEDE SER EXCESIVO O SIMPLEMENTE DESORGANIZADO: LA CONDICIÓN ES EL DESCONTROL EN LA CONDUCTA, LA MALA ADAPTACIÓN A LAS SITUACIONES SOCIALES.

Alcohólicos Anónimos lo describe como una compulsión física unida a una obsesión mental: el deseo profundo de consumir alcohol más allá de la evidente incapacidad para controlarlo, más allá de toda lógica. Esta descripción se corresponde a las formas graves o avanzadas de la enfermedad. Existe toda una gama de conductas que va desde los “problemas con el alcohol” hasta la patología alcohólica más profunda.

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EL LENTO CAMINO HACIA LA MUERTE

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El alcohólico se enferma lentamente, casi sin conciencia o sin conocimiento de los cambios que el consumo de alcohol produce en su cerebro. El cerebro controla tanto la conducta como el pensamiento de la persona. Con lo cual, no solo las conductas se verán afectadas (que es lo más obvio) sino también los pensamientos: su manera de pensar, de sentir, de experimental el mundo que lo rodea se verá profundamente afectada. Esto tiñe todo de un halo de depresión, de malestar y de intolerancia, indicadores de la abstinencia física del alcohol.

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¿ENFERMEDAD MENTAL O FÍSICA?

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El alcoholismo se considera una enfermedad primaria, una que no necesita de una predisposición psicopatológica para existir. Dicho de otro modo: no se necesita tener un trastorno psicológico para convertirse en un alcohólico, aunque sí es indispensable cierta condición previa de desequilibrio emocional. Esto, por sí solo, es solo una parte del relato, ya que cierta predisposición física parece cada vez más evidente en base a las investigaciones más actuales al respecto.

El concepto del alcoholismo como enfermedad no es para nada nuevo. De hecho, sus orígenes vienen de la antigua Roma, en donde Séneca, un filosofo de la época, separaba al hombre que se emborracha de aquel que no tenía ningún control sobre la bebida. Sin embargo, recién en 1849 el médico sueco Magnus Huss acuñó el término alcoholismo por primera vez en la historia. ¿Por qué llevó todos esos siglos terminar de identificar al alcoholismo con una enfermedad cuando la evidencia hace más que evidente que se trata de eso mismo? No hay duda de que el motivo de tanta negación son los complejos movimientos morales que todavía producen resquemores y dudas en buena parte de la comunidad de los profesionales de la salud mental de todo el mundo. Se suele culpar al alcohólico de su enfermedad, ya que se considera que él mismo se enfermó de tanto beber. Esto no es cierto: el alcohólico sufre de una compulsión que lo lleva a beber más allá de toda decisión conciente.

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¿FUERZA DE VOLUNTAD?

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La fuerza de voluntad tiene tan poco que ver en la recuperación del alcoholismo como la tiene en el cáncer o en la diabetes. No se trata de eso. En la adicción no hay historias de valientes solitarios: hay testimonios de personas humildes que se rindieron a lo que nunca podrían haber vencido con fuerza o con soberbia y pidieron ayuda. Ese pedido de ayuda puede tardar años en alcanzarse, y se trata, en definitiva, de aceptar el propio padecimiento y su inmensidad. Cada paso hacia la recuperación produce alivio y crecimiento. El resto son intentos vanos de controlar lo incontrolable.

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